Mi línea de investigación es el estigma y la discriminación en el personal de salud. En este sentido, el tema está íntimamente ligado a las actitudes proactivas y a los valores éticos. Una de las partes que más intriga en la investigación es como combatir la discriminación. Es un tema complejo, pero me limitaré a hablar sobre la modificación de los estereotipos. Este es un punto difícil que requiere una labor a diferentes niveles.
Uno de los problemas principales es que el estereotipo muchas veces está arraigado no solo en la cultura, sino en la propia práctica. Es difícil que una persona cambie de idea cuando dice: “Es que este estereotipo realmente sí se cumple en la práctica”. Entiendo que tratar de ir en la dirección contraria lleva a un callejón sin salida cognitivo, en el que la persona rechaza desafiar sus ideas y se apega estrictamente a sus experiencias, aunque estas estén sesgadas.
Esto no significa que debamos renunciar al proyecto. Algunas investigaciones sugieren que, con profesionales más veteranos, es mejor no invitarles a desafiar sus experiencias frontalmente, sino enseñarles que, aunque su generalización tenga base en su experiencia, es injusto aplicarla a todos los pacientes. Se trata de apelar a la justicia para no replicar el daño en la práctica cotidiana.
Sin embargo, aquí es donde entra el obstáculo principal: modificar el estigma y el prejuicio es complicado porque estamos ante un problema que es tanto de conocimiento como emocional. Se les tiene que combatir de forma simultánea. Muchas veces, aunque la persona tenga mucho conocimiento, eso no es suficiente para corregir sus actitudes.Aqui es necesario que el profesional empatice con la persona estigmatizada, lo cual no es estrictamente una operación de conocimiento en sentido, sino un ejercicio donde la empatía y el contacto hacen que la persona le pueda dar un nuevo sentido a sus conocimientos. Se trata de que, aun teniendo sesgos, reflexione sobre cómo su actuar puede tener consecuencias humanas que quizás no había considerado.
mi conclusión es que no hay una sola estrategia que sirva para todo propósito. Si nos anticipamos desde la forma en que nos aproximamos al problema —integrando lo emocional con lo cognitivo—, podemos obtener resultados más positivos que solo atacando la falta de información